sábado, 5 de noviembre de 2011

LA VIDEOTECA.

En este apartado os quiero ofrecer algunas de las películas que han dejado huella en mí a lo largo de mi historia. Películas que, podrán gustaros más o menos pero, no os dejarán indiferentes.



“El Bola”. Una película de Achero Mañas y protagonizada por Juan José Ballesta.

Un Niño.
Un Amuleto.
Un Juego.
Un Amigo.
Un Secreto.

Un Niño. La película narra la historia de Pablo, un niño que vive en un barrio de Madrid con una familia y una vida aparentemente normal. Va al colegio y ayuda en su casa en todo lo que puede. Siempre que se lo pide su padre echa una mano en la ferretería familiar y le encantan las experiencias fuertes. Necesita descargar adrenalina y ansía encontrar una nueva forma de vida.

Un Amuleto. “Bola” es el mote que recibe Pablo debido a que siempre lleva en sus manos un “rodamiento”, como él lo llama, una “bola de la suerte”.
El niño necesita aferrarse a la idea de que esa bola le proporciona su suerte. Le da confianza y seguridad ya que por sí sólo carece de cualquier valor de autoafirmación y autoestima. Siempre se aferra a la bola en los momentos críticos, en los juegos de riesgo; en la relación con su padre; cuando se siente perdido; la pierde cuando lo llevan al hospital y será José quien se la devuelva a través de su hijo Alfredo.
Va a ser lo único que le quede en los peores momentos y llegará a darse cuenta que no es “la bola” lo que le hará vivir, lo que le hará recuperar su vida y su seguridad…
Cuando es capaz de descubrir sus nuevas posibilidades, se deshará de la muleta en la que había estado apoyando su vida.

Un Juego. Pablo necesita sentirse vivo, necesita probarse continuamente y demostrarles, a sus “colegas”, que sigue ahí y puede formar parte de su realidad.
Para ello juegan en las vías del tren. Es una metáfora de su vida al límite, de su frágil vida que, como el juego, puede darte lo que necesitas en momentos determinados (adrenalina a tope) o arrebatártelo en el mismo instante (posibilidad de morir).
Las vías también aparecen a lo largo del proceso de crecimiento de Pablo y será un amigo el que le de los mecanismos suficientes (valor) para abandonar el juego-suicida. Con el juego, los chavales, ponen a prueba su hombría, se juegan la vida, se enfrentan entre ellos y se encaran para demostrar su valor ante el porvenir. Pero va a ser uno de estos chicos el que le demuestre que “esas vías “no conducen a ningún lugar seguro. Será la amistad el factor decisivo para rechazar el juego.
La capacidad de dar un nuevo sentido a su vida le ayudará a ser consciente de lo que realmente quiere y valora, por encima de todo.

Un Amigo. “El Bola” es en realidad una historia de amistad. Una historia entre dos chavales (Pablo y Alfredo) que viven en dos mundos paralelos y opuestos que se encuentran e interaccionan.
A Pablo le gusta todo lo que muestra Alfredo, ya que es lo que él nunca ha tenido. Su hogar, su familia, su actitud frente a la vida…
Alfredo le enseña a ver la vida desde otra perspectiva. Aunque tiene distintas creencias y aficiones, esto no impedirá que se acerque a Pablo y se impliquen mutuamente en sus necesidades. Es el que descubre la “realidad” de Pablo. Se da cuenta de sus golpes y de su ausencia en clase. Nos presenta el lado amable y humano de un “hijo” y una familia que, sin ser exagerada, intenta inculcar unos valores mínimos. Nos presenta la postura del denunciante; de un menor que puede comunicarse, relacionarse coherente y correctamente con sus padres.
Es su amigo real y estará con Pablo cuando más lo necesite. “Bola” le corresponderá abriendo su corazón y sólo a él le cuenta “su historia”. Gracias a él descubrirá el verdadero significado de la palabra amistad.

Un Secreto. El gran secreto de Pablo se encuentra en su casa y se llama Mariano. Es su padre y es un maltratador. Trabaja en una ferretería y vive en un barrio de clase medio-baja de Madrid. Vive con su mujer, su madre y Pablo. Trata con respeto y cortesía, aparente, a todo el mundo pero, no puede aguantar la pérdida de su hijo primogénito. Es autoritario, la falta de obediencia le crispa y maltrata física y emocionalmente a Pablo.
A la figura de Mariano se contrapone la de José, el padre de Alfredo. Es un tatuador que acaba de trasladarse al barrio con su mujer y sus dos hijos. Muchos de sus amigos han muerto por el consumo de drogas y el ha conseguido salir de ese mundo luchando por los que más quiere. Es un hombre que, sin perder autoridad, juega con sus hijos y les ofrece actividades lúdicas para su edad. Enseña a Pablo la lección más importante para él; qué puede ser una familia real y cómo disfrutar de ella.
“Bola” no cree en nadie y necesita una figura paterna como referente. Es José el que le enseñará a dar una nueva oportunidad a los adultos aunque, aparentemente, puedan seguir cometiendo fallos.
Los dos padres marcan a sus hijos. José, físicamente, lo tatúa. Mostrándole su confianza y apoyándole en una etapa más de su proceso de crecimiento. Mariano marca  a su hijo continuamente, física y verbalmente, deshumanizándolo y convirtiéndolo en objeto de sus propios fracasos y frustraciones.
El secreto de Pablo va a provocar el comienzo de una historia, la denuncia de una situación y su ruptura con el pasado.
-“Me insultaba, me escupía, me decía que le daba asco, me decía: mierda, gilipollas, mal nacido, cerdo, maricón…”.
Éste no será el único caso de maltrato, sea del tipo que sea, que, tristemente, vamos a conocer a lo largo de nuestras vidas. El secreto está en tomar conciencia del mundo en el que nos encontramos y tener la suficiente valentía para informar y denunciar a todos aquellos que puedan encontrarse en una situación paralela.
Nuestra obligación no es quedarnos en alguna escena lacrimógena de la película. Es tomar conciencia de que la vida no resulta tan fácil para todos y nuestra misión como profesionales de “lo social” es actuar, como mínimo, como José y, como máximo, como integradores de la vida. Dando todo aquello que tengamos para que, casos como este, puedan sobrellevarse de la manera menos traumática posible.
Seamos utópicos y creamos que llegará el día en que no haga falta recurrir a ningún tipo de ayuda social porque el ser humano es totalmente consciente de su realidad y actúa de manera coherente en el lugar que ocupa.
                                                                                              Azazel.

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